El ayuno y el Ramadán
El ayuno es un acto que eleva el alma. Motiva a adquirir virtud, protege contra la corrupción, fortalece y rectifica la voluntad, reforma el cuerpo, remedia la debilidad y es causa de que el siervo se acerque a su Señor.
El ayuno es un acto que eleva el alma. Motiva a adquirir virtud, protege contra la corrupción, fortalece y rectifica la voluntad, reforma el cuerpo, remedia la debilidad y es causa de que el siervo se acerque a su Señor. Mediante este acto son olvidados los extravíos, los pecados son expiados, se incrementa el mérito y el rango del creyente se eleva a los "ojos" de ALLAH. Quienes han realizado este acto estarán entre los más cercanos y elegidos el día de la resurrección, al mantener el ayuno como un secreto entre el siervo y su Señor, la sinceridad de aquel, en este acto, solo es conocida por el Creador. El ayuno es una forma de perseverancia. Serán recompensados sin límite, como se cita en el Corán.
El ayuno es un escudo, protege al creyente de la desobediencia y del pecado, así como de hablar de manera odiosa y de cometer malas acciones, de este modo el ayuno protege al siervo del fuego. Durante todo el año, nuestro cuerpo se acostumbra a una determinada frecuencia y a una clase de alimentos. El hombre bebe cuando tiene necesidad y hace el amor durante el tiempo permitido por ALLAH. Tales hábitos, a largo plazo, le convierten en esclavo de sus deseos y pasiones, le hacen olvidar el último objeto de su creación, adorar únicamente a ALLAH.
Ramadán es el mes sagrado del ayuno y por lo tanto está lleno de grandes bendiciones. Constituye un verdadero signo de sabiduría de ALLAH, que queda sellado con la limosna del desayuno o final de Ramadán. Este Zakat al final de Ramadán sirve para fortalecer los vínculos de hermandad de la Ummah, observándola según la Sunnah del Enviado de ALLAH, nos estaremos purificando a nosotros mismos, a la Ummah islámica, a la vez de la vanidad. Si ALLAH quiere exploraremos algo en la sabiduría que subyace en las normas de esta obligación bendita.